Todo depende de lo que quieras profundizar. Nosotros recomendamos un promedio de entre 30 y 60 minutos al día.

Además tendrás una sesión en directo de 1 hora y media a la semana.

Aquí tienes dos claves:

• En estos casos, la experiencia demuestra que la mayoría de las veces, el resultado es muy bueno.  

La razón es que tú y tu pareja funcionáis como un sistema. Por lo tanto, si tú cambias, el sistema cambia y cuando esto sucede, se producen también mejoras en tu pareja.

• En el programa hay un bonus específico para tratar este asunto. 

En una relación de pareja con problemas es muy frecuente que una de las dos personas se dé cuenta de que la relación no funciona, o que esté harta de intentar cambiar la situación, no conseguirlo y decida hacer algo para mejorar las cosas. 

Si este es tu caso, el bonus te ayudará a transformar tu relación de pareja gracias a unas dinámicas muy concretas que conseguirán involucrar a tu pareja para que comience a cambiar.

Realmente, con la información que hay hoy en día en internet, la esencia de todo lo que te vamos a contar lo puedes encontrar allí.

Sin embargo, las habilidades requieren de un proceso de EXPERIMENTACIÓN Y PRÁCTICA.

¿Alguna vez has intentado aprender algo nuevo como hablar un idioma, jugar al tenis o conducir un coche? 

¿Era suficiente con tener un buen libro que explicase cómo se hacía? Evidentemente NO.

Además, existe otro problema con el contenido de libros e internet. Y es que no hay un guía que ajuste la información y las herramientas a tu caso concreto. Ni ningún tipo de seguimiento para saber cuándo lo estás haciendo bien y cuándo mal.

Nosotros mismos hemos explorado ese camino muchas veces. Pero los resultados son muy lentos porque hay que hacer muchas pruebas de ensayo y error hasta encontrar cosas que funcionan. Y mientras, vas sufriendo y haciendo sufrir a tu pareja.

Claro que puedes utilizar libros y el contenido de Internet. De hecho, si solo quieres explorar cómo hacerlo mejor, te lo recomendamos.

Pero si lo que quieres es cambiar tu vida y disfrutar de tu relación de pareja, es mucho más fácil y efectivo contar con profesionales que te guíen y te acompañen en tu proceso de crecimiento.

Lo más importante para lograr un cambio es tener voluntad y compromiso. 

Si de verdad deseas mejorar tu relación de pareja, pondrás de tu parte para que así sea. Incluso si tu pareja no quiere hacer el programa contigo.

En la entrevista de valoración inicial, hablaremos de tu caso en concreto y te indicaremos si el programa Desenredados es adecuado para ti.

Existen algunas relaciones de pareja muy conflictivas, como en las que se produce maltrato físico. Estos casos deben ser tratados con un acompañamiento específico más individualizado.

• Tensión constante entre los dos.
• Problemas de comunicación, discusiones en bucle, distanciamiento…
• Tratas con mucho cuidado ciertos temas delicados por miedo a generar conflictos.
• Demasiadas peleas, poca paz y tranquilidad con tu pareja.
• Pequeñas discusiones que se convierten en broncas muy fuertes.
• Los celos, la inseguridad o la dependencia emocional.
• No puedes hablar sobre cómo te sientes sin que la comunicación se interrumpa o se provoque una discusión.
• Tu pareja te juzga, no te comprende e intenta cambiar tu forma de ser.
• Los problemas no se resuelven y tú los escondes debajo de la alfombra.
• Te sientes culpable y criticada, como si nada de lo que hicieras fuese suficiente.
• No discutís en absoluto (este es el indicador número 1 de divorcio).
• Las discusiones sobre dinero o cosas menos importantes, acaban convirtiéndose en una pelea.
• Tu pareja se retrae, se «adormece» o se apaga emocionalmente.
• Tu pareja te persigue enojado, haciéndote sentir criticada.
• Te sientes juzgada, no aceptada, Parece que tu pareja trata de cambiarte.
• Problemas de confianza o perdón después de una traición.
• Tu pareja es insensible a todo, como si se hubiera apagado emocionalmente.
• Tu vida sexual no es satisfactoria, es rutinaria, ha perdido su chispa o es inexistente.
• Uno de vosotros ha dicho alguna variación de «Te amo, pero no estoy enamorado de ti».
• Tienes miedo de no mantener la familia unida y no ser un buen ejemplo para tus hijos.
• Ha habido una infidelidad, decepciones o momentos críticos y no conseguís superarlo o volver a confiar.
• No puedes contar con tu pareja para que te respalde y te brinde apoyo emocional.
• Otros síntomas: el rencor se ha instalado en vuestras vidas, el ambiente es irrespirable en casa, no os ponéis de acuerdo en la educación de los niños, problemas con la familia política, dudas sobre el futuro de la relación…
• Uno de vosotros no está completamente comprometido, se ha ido o ha amenazado con irse.

Piensa en la cantidad de cosas innecesarias que compramos a lo largo del año: móviles, ropa, alimentos no saludables, actividades de entretenimiento, actividades para escapar de la mala relación de pareja como comer, ir de tiendas, etc.

Ahora piensa en las cosas importantes de tu vida y para las que has buscado el dinero de alguna forma aunque fuese para poder pagar a plazos: la vivienda, el coche, quizás los muebles de casa, un seguro de salud o una formación.

¿Realmente tu relación de pareja vale menos que todo eso?

El problema no suele ser el dinero. El problema es no creer que valga todo eso. Si de verdad creyeras que tu relación vale la pena, invertirías en ella.

No sirve la excusa de no saber si tu pareja cambiará. 

Si piensas eso, es que todavía no has entendido que no va de tu pareja, va de ti, de tu felicidad, de tu vida. 

Estás invirtiendo en ti. Si este programa sirve para que tu relación de pareja mejore extraordinariamente, ganas tú. Y si sirve para que cierres con consciencia y bienestar una mala relación, también ganas tú.

Por lo tanto, la única cuestión es si quieres invertir en ti, o no.

El dinero se busca cuando es para algo importante: la salud de tu hijo, la educación de tu hija, la casa…

Tú decides si no tienes dinero y rechazas la oportunidad de mejorar tu vida en pareja, o si prefieres buscar la manera de poder entrar en el programa.

Desenredados tiene un precio, pero tu felicidad no.