Ambos hemos tenido parejas y los dos hemos pasado por una dependencia emocional que nos causó mucho sufrimiento. Los divorcios están inscritos en nuestras historias, y creíamos que habíamos aprendido al máximo de esas experiencias. Pero al iniciar nuestra relación de pareja nos dimos cuenta, por sorpresa, que aún había momentos en los que seguíamos actuando desde la reacción y el automatismo de forma recurrente.
Teníamos heridas internas que aún no estaban del todo sanadas, y que nos estaban provocando sufrimiento. Realmente nuestra autoestima estaba deteriorada, y lo había estado desde la infancia. Vivencias en la infancia que nos dejaron un fondo de tristeza y soledad.
Por ello, siempre hemos estado buscando herramientas para tener más confianza en nosotros mismos, desarrollar el músculo de la autoestima, y aprender sobre el arte de estar en pareja.
Este camino nos hizo ver cuál es el propósito en nuestras vidas compartidas: «utilizar nuestra creatividad y la capacidad de dar sentido a lo que sucede, para inspirar y acompañar a las personas a manifestar su esencia y crear relaciones de pareja extraordinarias»